Viernes, 27 de junio. 20 horas. Plaza del Pilar



Últimamente estamos de capa caída. Quizá sea aburrido, quizá la reivindicación de un espacio para la bicicleta no tenga interés en esta ciudad, pese a que poco a poco se ven más ciclistas no deportivos por sus calles. No sé realmente lo que pasa.

Catorce defensores de este medio de transporte nos reunimos esta vez para recorrer las calles de la ciudad. Éramos tan pocos que ya ni la policía secreta se acercó a preguntarnos cuándo salíamos. Un par de fotografías para la prensa y esperamos un rato.

Aparecieron algunos que hacía tiempo que no nos acompañaban y faltaron muchos, pero ahí estábamos, dispuestos a reconquistar el espacio de la calzada para nuestros eficientes y no contaminantes vehículos.

Hicimos el recorrido con ritmo pausado. La temperatura ralentizaba nuestras piernas y con perezoso pedalear fuimos cubriendo una a una cada calle del recorrido. Hicimos un par de pequeñas variaciones llegando hasta el arranque de la calle Jacinto con Calatrava y después profundizamos en Altagracia hasta la Plaza de España con el fin de darnos vistosidad. Por la calle de la Rosa en cola arrastramos a algún que otro u otra automovilista que no dudaron en hacer uso del momosilábico claxon, ¿para qué?.

Llegamos finalmente a nuestro punto de partida donde tras un merecido autoaplauso nos recogimos rápido sin tomarnos ni tan siquiera la habitual cañita de despedida. Otra vez será.

Nos vemos en Julio.

Viernes, 30 de mayo. 20 horas. Plaza del Pilar


De nuevo nos encontrábamos a las ocho de la tarde en la Plaza del Pilar, en el Banesto. Un fresquito día 30.

El frío, la lluvia, los exámenes, el puente, los niños sin cole, en fin las ocupaciones varias... También había huelga de taxistas.

Estábamos pocos, muy pocos, ni siquiera vino la prensa a hacer fotos. Eso sí, había mucha, mucha, policia (como dice Sabina en su canción).

Salimos 7. Hubo quien propuso que no se hiciera, pero genio y figura. La masa crítica sale.
Fuimos rápidos. Tranquilos. No había tráfico y se respiraba un aire de vacío importante. La verdad es que sólo nos paramos un par de veces.

Digno de reseñar fue que Pilar que, como estrenaba una Orbea de los años 50, iba algo distraída, se equivocó en el recorrido. Hubo que improvisar y se decidió sobre la marcha bajar por la calle Toledo.

Se echó de menos a la asiduos, a los del Séptimo Piñón. Tampoco bajaron nuestros niños y por lo tanto tampoco sus progenitores, ¡de nuevo la lluvia! ... suponemos.

Sin problemas, esperando que en junio seamos más los que nos tomemos el botellín.

Hasta la próxima. Salud y bicicleta.