Viernes 30 de junio. 20 horas. Plaza del PIlar

Viernes, 30 de junio. No podía ser más último viernes de cada mes, además último día del mes. Amenazaba la sombra del la primera quincena de julio, en fin de semana y eso podía restar bastantes de los incondicionales.

Venía la televisión de Castilla la Mancha a grabar, para emitir un programilla, sobre nuestro evento, lo cual era interesante y debíamos estar suficientes para hacer bulto.

Un poco más tarde de lo habitual, por las entrevistas, salimos, - ¡oh, gracias dioses! - 42 ciclistas. Los niños llevaban cascabeles en la bici y Vicente se había hecho un coche que perseguía continuamente a su bici, muy aparente. Para rematar la faena también enganchó un radio-cassette, que simulaba el ruido de un motor. Emilio llevaba su cencerro, ... en fin que era una cicletada muy sonora.

Al principio se fue un poco deprisa, y Lucas casi no podía llegar, pero la rotonda de la Plaza de la Provincia facilitó la unión gracias a un breve escaqueo de las últimas bicis. Todo iba sin ningún problema hasta que llegamos a la calle de la Palma, donde un camión cortaba literalmente la circulación por nuestro carril. Sin problemas paramos el sentido contrario y pasamos. Nuestros, cada vez más civilizados, conductores demostraron su civismo.

Como anécdota del recorrido señalaremos que en la calle Lentejuela dimos de bruces con la procesión del barrio de la Morería, y tuvimos banda y todo. Aprovechamos al poli municipal que cortaba el tráfico de la calle Morería para cruzar sin problemas ante sus atónitos ojos. En la plaza del Carmen perdimos algún miembro, pero la cena de los peques, de solo meses, era prioritaria.

El recorrido seguía sin problemas, y en realidad no los hubo, pero en la calle Toledo, Cristina, que aún no está muy ducha en esto de la bici, fue al suelo. No le pasó nada, con lo cual retomó en seguida la marcha. Seguíamos sin problemas dando una bonita vuelta a la manzana de Correos, y ya en la calle de la Rosa, Adriana, con envidia de su madre y cansada de todo un día de actividades veraniegas, también fue al suelo. Tampoco le pasó nada pero las gachas lógicas de sus 4 años nos retrasaron un poco. Israel se volvió a echar una mano, que agradeciendo mucho, no hizo falta porque Adriana decidió volver a su bici.

Ya estaba acabando el circuito y hubo un poco de jaleo, que se solucionó como siempre con un refrigerio en el Acuario, donde no, la bebida no estaba fresquita, y además daba el aire caliente de la tienda de ropa de al lado. Prometemos un bar mejor acondicionado para la finalización de la de julio.

Se echó de menos algún incondicional pero comprendemos las obligaciones de cada uno, incluidas las vacaciones. Y no faltó el poema de Manuel, esta vez dedicado a nuestros peques.

¡Hasta la de julio! Si estáis aquí.

Salud y bicicleta.

No hay comentarios :